ARTISTAS: María Teresa Viecco y David Robledo


4 de Julio - 16 de agosto 2025

 OSCILACIONES

Conocida como una artista precoz por la pronta exhibición de su obra en la galería de Marta Traba, María Teresa Viecco incursionó en el arte para ser libre. Con una obra, que en su momento fue considerada Naïf - tal vez por mostrarse carente de la rigidez propia que llega con la madurez del tiempo y por la fuerte evocación a la espontaneidad que proporciona la inocencia de la temprana edad-, sus piezas denotaban una intensa imaginación llena de símbolos propios.

Después de una prolongada pausa, durante la cual se dedicó primordialmente a la arquitectura, hoy nos presenta un nuevo cuerpo de trabajo que nos revela una transformación radical en su lenguaje pictórico, acercándose a un universo más figurativo, cargado de simbolismos y atmósferas introspectas.

Sumergirse en su obra, es indudablemente adentrarse en la complejidad de los sueños, que de alguna manera nos remite a la soltura de las pinturas rupestres y a las composiciones coloridas del postimpresionismo. Y aunque en sus inicios mostraba composiciones con un sólido carácter abstracto, el trabajo que presenta hoy habla de una ruptura que, para la evolución de todo artista, se muestra a veces necesaria. Las obras de Viecco, dejan ver una fuerte influencia de los artistas del modernismo. Cargadas en intensidad cromática, y de una evidente gestualidad en la línea; sus pinturas presentan una profunda carga emocional que oscila entre lo onírico y lo terrenal, entre lo íntimo y lo colectivo.  

En Oscilaciones, María Teresa nos invita a recorrer una nueva etapa de su proceso creativo, en la que confluyen la introspección, el simbolismo y la figuración en un nuevo territorio inédito, que se conjuga de manera armónica para enmarcar un reflexión vital sobre los mundos que habitan el ser humano: el mundo exterior, tangible y donde lo cotidiano es moldeado por las circunstancias; y un mundo interior, donde el territorio de lo simbólico, lo emocional y lo imaginado se manifiestan, entrelazándose en un vaivén constante que aflora en imágenes donde la lógica se detiene y permite el paso de una experiencia de carácter más sensorial.

Las obras que componen esta muestra encarnan ese cruce entre las realidades visibles e invisibles, rodeadas de entornos naturales que son fuerzas activas y que invitan al diálogo con el inconsciente colectivo.Plantas, animales fantásticos, rostros sin género y cuerpos en movimiento construyen una narrativa que no busca la mímesis de lo real, sino esa oscilación que nos lleva al mundo de utópico del sueño. Este tránsito entre lo íntimo y lo universal, hacen que la obra de Maria Teresa Viecco se inscriba en una genealogía atemporal donde la manifestación del ser, es lo esencial.

Camila Téllez P.


LOS VECINOS DE NOÉ

Porque nada demuestran, es un error denominar estos grabados como pruebas de artista. Tampoco deben llamarse pruebas de estado, dado que no les sucede la edición numerada de una serie de copias. Es preciso tomar prestada una categoría musical y clasificarlos como un tema con variaciones. Las pinturas bien pueden someterse a la misma taxonomía.

   En cuanto al tema, representan la culpa que precede la invención del vino. Retratan a los amigos que un hombre justo y honrado, como el que más, abandonó en el diluvio. 

  El diluvio es la reminiscencia de un evento anterior a nosotros. Un desastre primigenio que resuena en cada tragedia promovida por la corrupción de nuestra especie. Hay leyendas griegas, sumerias y chinas que cuentan la misma historia y así lo confirman. Para quien ha olvidado las cosas que no ha vivido, hago un breve relato del mito en el que dicho recuerdo inquiere significado, y una breve semblanza de sus protagonistas.

Noé desciende de Caín. Es concebido tras la muerte de aquel primer asesino, y nace también en un momento providencial, el último día de Adán. Noé es un hombre bueno que trae bienestar al mundo. Gracias a él, ya no se trabaja la tierra con las manos desnudas. Se le atribuye la invención de las herramientas para la agricultura y la generosa divulgación de las mismas. 

  Jehová no desciende de nadie. Existe por sí mismo y es eterno. Está arrepentido de su obra, que es el mundo. Con peso en el corazón, decide arrasarlo, pero salvando a Noé y los suyos, en reconocimiento de su excepcional virtud.

 Jehová encomienda a Noé la construcción de un arca para guardar a los animales. Noé trabaja en ella tan lentamente como puede, con la esperanza de evitar la tragedia. Logra apenas postergarla, tanto como el trance de su tarea: cincuenta y dos años. La cifra no es despreciable a nuestros ojos, pero es insignificante para la época. Sin considerarse un anciano, Noé cuenta seiscientos años cuando termina su encargo y Jehová desata las aguas por cielo y tierra.

  Entonces llueve sin tregua durante ciento cincuenta días, los suficientes para eliminar toda vida de la superficie. Noé lleva consigo semillas de uva de la cepa del edén. Cuando las aguas bajan y aflora la tierra, sale a cultivarlas. El mismo día que las siembra, rinden frutos. Los recoge, los prensa, y hace vino por primera vez. Los ángeles contemplan con sorpresa su invento. Algunos lo prueban. Noé pretende alegrar su corazón y bebe en abundancia, pero cae preso de la melancolía.

David Robledo.

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