Mi trabajo gira alrededor de una idea, el paisaje. El movimiento de los ríos, la grandeza de la montaña, el misterio y majestuosidad de la selva, además de la infinitud del cielo, despiertan en mí, emociones que solo se pueden sentir cuando se está vivo de verdad, soy un apasionado de la naturaleza y siento la necesidad de rendirle un homenaje y exaltar la belleza de nuestra tierra. Sin embargo, la otra cara de la moneda, la de la devastación no es beneficiaria de mi indiferencia.

Tomar fotografía de campo, conversar con nativos, comerciantes de madera, además de leer artículos sobre el medio ambiente y de multinacionales que irrumpen en territorios vírgenes para extraer hasta el último aliento de vida, han sido sustento y argumento para mi propuesta artística. A través del paisaje, sea virgen o mancillado hago un llamado a la reflexión sobre el futuro del planeta y las consecuencias del llamado progreso que todo lo devora, transformando nuestros espacios verdes en campos estériles y secos.